Es claro que mi tiempo
acá no ha sido solamente estudios, ¡sino también lleno de excursiones, viajes y
salidas nocturnas super chéveres!
Viernes 6 de abril
de 2018
¡Es imposible ir
a Colombia sin que descubran el proceso de café! Por lo tanto, fuimos a Fusagasugá, una
hora y media de Bogotá, para visitar a la Hacienda
Coloma, de donde salen el licor de café.
Me encantó estar en medio de la naturaleza, con tantas
flores y arboles que ¡nunca he visto en mi vida! Al caminar por la plantación, recibimos un
cafecito (de licor), ¡lo que puso a algunos un poco entonando! No obstante, fuimos para almorzar a un
restaurante cercano, ¡una pausa merecida por todos nosotros tras una semana llenísima
de trabajo!
Esa misma noche, decidimos salir a un bar de Salsa que se llamaba El Títico, acerca de nosotros en Chapinero. Visto que llevo casi 10 años sin haciendo ningún tipo de baile, al inicio, no era tan fácil para mí. A pesar de esto, con el ayuda del Aguardiente rojo, me esforcé a bailar, y descubrí que me gustaba mucho. Lo que me gusto más es que pudiera bailar con muchachos sin que esperaran algo de mí; lo mismo no ocurriría en Inglaterra. Es raro que encuentren a una persona que sepa bailar en mi país, y en caso que sí, suele ser con “otras” motivos….
Sábado 7 de abril
de 2018
Puesto que al fin
la salsa me gustó tanto, sábado por la noche decidí salir otra vez, pero a una
discoteca gay Theatrón.
Invité a una querida amiga de Warwick a cenar y salir
con nosotros; me pidió que invitara a algunos de sus amigos para tomar algo antes
– ¡me parecía divertidísimo que “algunos amigos” terminaran siendo casi 20
personas que nunca he conocido antes!
Supongo que aprendimos que cuando sales en Colombia, ¡lo haces con la
muchedumbre!
Domingo 8 de
abril de 2018
Al regresar a
casa muy temprano, es claro que esa mañana tuvimos mucho guayabo. No obstante, visitamos a los Jardines Botánicos
por la mañana, y ¡me ha quemado por el sol!
Era muy chistoso que el clima cambiara así, porque con la lluvia que nos
sobra ¡nunca habría pensado recibir quemaduras de sol en Bogotá! Sin embargo, valió la pena – los jardines eran
tan preciosos, y me encanto que mis Warwickqueños y yo estuviéramos juntos allá.
😊
Además, según una
recomendación, fuimos a la famosa Puerta
Falsa en la Candelaria, para almorzar.
Me parecía importantísima que probáramos más comida Colombia, desde
luego yo pedí una sopa Ajiaco, y un
chocolate caliente con queso. Me encanto el sabor de los dos platos; ¡era riquísimo!
Cuando me vaya de Colombia, ¡voy a echarlo de menos!
De modo que pudiéramos
digerir la rica comida, seguíamos andando por la Candelaria, donde vimos edificios
de colores brillantes y tiendas artesanales.
Me gustó que hubiera tantas pinturas murales, porque dan
un “toque especial” a cualquier lugar.
Es lastima que ellas en Inglaterra suelan ser feas, con una carencia de
creatividad.
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